El amor tocó a mi puerta hace cerca de dos años. Me pidió permiso para entrar y lo atendí con la mejor hospitalidad posible. Le ofrecí todo lo que tenía y más, y él hizo lo mismo por mi... me ofreció galletitas de todas las formas y todos los colores, con nuez moscada, almendras y canela, me ofreció una cama de sábanas suaves, perfumadas y con almohada de plumas. Me ofreció caricias y palabras amorosas y yo se las acepté. Me invitó a una mesa rodeada de gente hermosa, amigable, tierna, gente en quien confiar y apoyarme. El amor tocó a mi puerta y se quedó, a pesar de encontrar una casa llena de baches y defectos, llena de prejuicios, una casa con secretos pero una casa al fin y al cabo. Solamente el amor pudo convertir a esa casa en un hogar, el amor que tan difícil se hace de encontrar. Yo lo encontré, él me encontró... no lo busqué, solamente un día tocó a mi puerta y yo lo dejé pasar.
Te amo Flavio Chevel, más que a nadie ni a nada. Te amo más que a mi misma. Simplemente, te amo
6 de Octubre 2014